A la vista de la información manejada y para cualquiera que
conozca medianamente Los Pedroches, se habrá dado cuenta que esos valores altos
o medios de biodiversidad que se dan para la mayor parte de la superficie de
las ZEC, se corresponden con las zonas más agrestes, de menor presión por parte
de la ganadería o agricultura, más “naturales”. Son las zonas de sierras, de
los valles de los ríos principales que bordean Los Pedroches, las zonas de
monte. El resto corresponde la superficie cubierta por la dehesa y por las
zonas de pseudoestepa (en el occidente de la comarca), las zonas donde se
desarrolla la actividad ganadera y agrícola. Lógicamente en las dehesas la
diversidad de vertebrados es menor (por lo pronto hay que eliminar las especies
rupícolas, buena parte de las de peces, también de las de mamíferos) pues es un
paisaje más uniforme y simplificado que, por ejemplo, el paisaje en mosaico que
se da en la zona norte (sobre todo en Santa Eufemia), en donde pequeños
olivares o parcelas adehesadas, se intercalan ente el monte, el cual a su vez
asciende hacia las zonas más altas, entre canchales casi desnudos. En cuanto a
la diversidad de vegetación (hemos usado el índice fitocenótico) ocurre otro
tanto, pues en la dehesa se ha eliminado por completo (o casi) el estrato arbustivo
y se ha simplificado el arbóreo; salvo en la dehesas orientales del PN de la
Sierra de Cardeña-Montoro, en las que, en ciertas zonas, coexisten quejigos,
alcornoques, encinas y melojos, en el resto el estrato arbóreo sólo está
formado por encinas; además, en la zona occidental la cobertura de encinas es
tan escasa en alguna zona que podemos hablar más que dehesa de psuedoestepa
(limitada a un estrato herbáceo y un disperso y poco diverso estrato arbustivo)
Pero, a pesar de ello, las dehesas poseen otros valores que difícilmente se
pueden medir con estos índices y que les otorgan una significación especial
tanto desde el punto de vista social y económico (no es necesario extenderse sobre
su importancia en la economía de la comarca) como ecológico y paisajístico (no
en balde hay un Parque Nacional, el de Cabañeros, en el que la dehesa es parte importante
del mismo)
Por otra parte, la biodiversidad tampoco es un parámetro
principal a la hora de establecer el valor natural de una zona. Fijémonos en
los mapas de la entrada anterior y veremos que áreas que poseen semejantes
índices de diversidad (o menores) tiene alguna figura de protección (la ZEPA
del Guadiato, por ejemplo) por tener otras características importantes (en este
caso por albergar importantes poblaciones de las amenazadas aves esteparias)
Tampoco hay que olvidar la tendencia a proteger lo menos humanizado, lo más
“natural”.
LIC, ZEC (rayado azul) y ZEPAS (rayado rojo) en Sierra Morena |
De hecho, uno de los criterios que se han tenido en cuenta
(y así figura en los decretos que les otorgan la protección) para establecer
las ZEC del norte de Córdoba ha sido la de constituir corredores ecológicos que unen otras áreas que
pueden tener mayor importancia biológica. Obsérvese el mapa de ZEC, ZEPA y LIC
de Andalucía y se puede apreciar que las ZEC del sur de Los Pedroches conectan
los PN de Andújar y de la Sierra de Cardeña-Montoro con los del norte de
Sevilla y Huelva y que estos quedan también conectados con el PN de Doñana y,
además, los del norte de Los Pedroches conectan con los del sur de Ciudad Real y
sureste de Extremadura. Son auténticos pasillos de dispersión para numerosas
especies emblemáticas, entre ellas el lince, que tiene sus núcleos principales
en Andújar, Cardeña y Doñana (algunas de las introducciones de lince se están llevando a
cabo al sur de Los Pedroches)
En resumen, el hecho de que las dehesas no cuenten con
ninguna figura de protección no le quita ningún ápice de su valor ecológico y
social: sólo se trata de ecosistemas distintos que, por diversas causas que no
tienen que ver necesariamente con la biología, no se considera necesario
dotarlos, por ahora, de una reglamentación especial.
pln