jueves, 20 de agosto de 2015

El valor natural de Los Pedroches III



A la vista de la información manejada y para cualquiera que conozca medianamente Los Pedroches, se habrá dado cuenta que esos valores altos o medios de biodiversidad que se dan para la mayor parte de la superficie de las ZEC, se corresponden con las zonas más agrestes, de menor presión por parte de la ganadería o agricultura, más “naturales”. Son las zonas de sierras, de los valles de los ríos principales que bordean Los Pedroches, las zonas de monte. El resto corresponde la superficie cubierta por la dehesa y por las zonas de pseudoestepa (en el occidente de la comarca), las zonas donde se desarrolla la actividad ganadera y agrícola. Lógicamente en las dehesas la diversidad de vertebrados es menor (por lo pronto hay que eliminar las especies rupícolas, buena parte de las de peces, también de las de mamíferos) pues es un paisaje más uniforme y simplificado que, por ejemplo, el paisaje en mosaico que se da en la zona norte (sobre todo en Santa Eufemia), en donde pequeños olivares o parcelas adehesadas, se intercalan ente el monte, el cual a su vez asciende hacia las zonas más altas, entre canchales casi desnudos. En cuanto a la diversidad de vegetación (hemos usado el índice fitocenótico) ocurre otro tanto, pues en la dehesa se ha eliminado por completo (o casi) el estrato arbustivo y se ha simplificado el arbóreo; salvo en la dehesas orientales del PN de la Sierra de Cardeña-Montoro, en las que, en ciertas zonas, coexisten quejigos, alcornoques, encinas y melojos, en el resto el estrato arbóreo sólo está formado por encinas; además, en la zona occidental la cobertura de encinas es tan escasa en alguna zona que podemos hablar más que dehesa de psuedoestepa (limitada a un estrato herbáceo y un disperso y poco diverso estrato arbustivo) Pero, a pesar de ello, las dehesas poseen otros valores que difícilmente se pueden medir con estos índices y que les otorgan una significación especial tanto desde el punto de vista social y económico (no es necesario extenderse sobre su importancia en la economía de la comarca) como ecológico y paisajístico (no en balde hay un Parque Nacional, el de Cabañeros, en el que la dehesa es parte importante del mismo)
Por otra parte, la biodiversidad tampoco es un parámetro principal a la hora de establecer el valor natural de una zona. Fijémonos en los mapas de la entrada anterior y veremos que áreas que poseen  semejantes índices de diversidad (o menores) tiene alguna figura de protección (la ZEPA del Guadiato, por ejemplo) por tener otras características importantes (en este caso por albergar importantes poblaciones de las amenazadas aves esteparias) Tampoco hay que olvidar la tendencia a proteger lo menos humanizado, lo más “natural”.
LIC, ZEC (rayado azul) y ZEPAS (rayado rojo) en Sierra Morena
 De hecho, uno de los criterios que se han tenido en cuenta (y así figura en los decretos que les otorgan la protección) para establecer las ZEC del norte de Córdoba ha sido la de constituir corredores ecológicos que unen otras áreas que pueden tener mayor importancia biológica. Obsérvese el mapa de ZEC, ZEPA y LIC de Andalucía y se puede apreciar que las ZEC del sur de Los Pedroches conectan los PN de Andújar y de la Sierra de Cardeña-Montoro con los del norte de Sevilla y Huelva y que estos quedan también conectados con el PN de Doñana y, además, los del norte de Los Pedroches conectan con los del sur de Ciudad Real y sureste de Extremadura. Son auténticos pasillos de dispersión para numerosas especies emblemáticas, entre ellas el lince, que tiene sus núcleos principales en Andújar, Cardeña y Doñana (algunas de las introducciones de lince se están llevando a cabo al sur de Los Pedroches)
En resumen, el hecho de que las dehesas no cuenten con ninguna figura de protección no le quita ningún ápice de su valor ecológico y social: sólo se trata de ecosistemas distintos que, por diversas causas que no tienen que ver necesariamente con la biología, no se considera necesario dotarlos, por ahora, de una reglamentación especial.
pln