Allá por el año 1985, dirigidos por el Dr Miguel Delibes de
Castro, realizamos el primer censo de nutria en España; para obtener las
coordenadas de los puntos de muestreo había que recurrir a los mapas 1:50.000 y
1.25.000 y a la brújula. En los sucesivos censos (vamos ya por el cuarto) la
tecnología vino en nuestra ayuda, pues ya contábamos con GPS (el primero, y que
todavía poseemos, fue el indestructible y magnífico Garmin G12) para establecer
de forma más sencilla y fiable las coordenadas. El GPS nos ha simplificado
varios estudios de campo y el establecer rutas.
Numerosas aplicaciones y programas están siendo incorporadas
a la educación y nos sirven, por ejemplo, para entender o conocer ciertos
procesos naturales de forma más simple e intuitiva.
En el campo de las ciencias de la naturaleza Google Earth
tiene múltiples aplicaciones. Por ejemplo, para estudiar la formación de la
Tierra y su dinámica, se puede usar este programa para descubrir la presencia
de cráteres de impacto en la Tierra, lo cual nos sitúa en el mismo proceso de
formación que el resto de planetas rocos o de satélites, que poseen
innumerables huellas de los mismos en su superficie. Como ejemplo, las tres
imágenes siguientes muestran otros tantos grandes cráteres, formados por el
choque de meteoritos o asteroides en tiempos relativamente recientes (en
términos geológicos)
La dinámica de la litosfera terrestre queda patente en la
fotografía de la Falla de San Andrés, que en la imagen va desde la esquina
inferior derecha a la superior izquierda. Al oeste se sitúa la placa pacífica y, al este, la americana. Ahí está el origen de los numerosos terremotos que se
producen en esa zona (San Francisco, Los Ángeles)
Estos pasados días de persistentes nieblas han podido servir
para comprender el concepto de punto de rocío, que a numerosos alumnos se les
“atraganta”. Para ello hemos podido contar con la ayuda de los datos de la
estación meteorológica del IES Los Pedroches.
El dichoso punto de rocío se define como la temperatura a la
cual el vapor de agua contenido en la atmósfera se condensa, es decir, se
transforma en las pequeñas gotitas de agua que forman las nubes o la niebla. Si
hay humedad suficiente (o sea, vapor de agua) en la atmósfera y la temperatura del
aire en ese momento coincide o está muy próxima a la del punto de rocío también
en ese momento, el vapor de agua se condensará y formará la niebla; mientras se
mantengan estas circunstancias la niebla persistirá. Es lo que se aprecia en la
imagen obtenida de los datos de la estación meteorológica para el día 18 de
noviembre, a las 18,39. Esto también explica la base plana de las nubes: es a esa altitud
donde el punto de rocío coincide con la temperatura del aire y se produce la
condensación.
Vemos, pues, como muchas aplicaciones tecnológicas combinan
perfectamente con las ciencias de la naturaleza y ayudan a comprender o ver muchos
procesos naturales.
pln