domingo, 23 de noviembre de 2014

Han sido 29 años (II)



Pero también nos hemos encontrado con otros problemas, de los cuales no es poco importante el escaso interés por parte de la ciudadanía por los temas que a nosotros nos interesan e incumben; escaso interés que también se ve en la administración (sobre todo en los últimos tiempos)
No tiene GUADAMATILLA muchos socios (se roza el centenar en ocasiones y se baja a la cincuentena o menos en otras) La asistencia a las asambleas es muy escasa y hasta resulta difícil formar una directiva; tanto que es necesario asumir varios cargos y prolongarlos en el tiempo. Hay varias preguntas que me llevan rondando mucho tiempo: ¿de quién somos portavoces?; cuando damos nuestra opinión sobre un tema concreto o nos manifestamos a favor o en contra de algo ¿de cuántos es esa opinión, a cuántos representamos?; cuando abordamos un proyecto y nos subvencionan (pocas veces y en escasa cantidad, bien es cierto) ¿a cuántos les interesa tal proyecto?, ¿cuántos se implican? ¿No será que somos la voz de una centena de personas?, ¿de una docena?, ¿de cuatro o cinco? Lógicamente, no podemos aspirar a representar a nadie más que a los socios; nadie nos ha dado votos para pretender algo más. Pero cabe la esperanza de que nuestra voz sea la de otros muchos que, sin estar afiliados, comparten algunos de nuestros objetivos e inquietudes.
La cuestión natural y de medioambiente en los últimos 10 años, o poco más, no ha sido una preocupación ni de muchas personas (no hace falta nada más que remitirse a las encuestas en las que trata de saber las cuestiones de interés de la ciudadanía) ni de las administraciones. De todas formas, a nadie se puede forzar a que muestre interés por algo que no le preocupa o no desea. En ese período, las asociaciones ecologistas han sido más bien un incordio. En épocas de vacas flacas, el dinero manda y con el pretexto del desarrollo (?) todo vale: se eliminan figuras de protección para construir urbanizaciones, la propia administración obvia su propia normativa legal o hace dejación de sus funciones, se abre la mano (jueguen con el lenguaje si lo desean) para abordar proyectos ambientalmente insostenibles; etc. Pero cuando llegan las vacas flacas, no le va mejor a la cuestión natural; aunque leímos algún editorial que albergaba la esperanza de que tal desastre ambiental se parara. ¡Quia!, si antes era la abundancia de dinero ahora lo es la necesidad de conseguirlo y de que se “mueva la economía”; con tal pretexto se siguen, curiosamente, casi las mismas pautas que cuando las vacas estaban gorditas: destrocemos la Ley de Costas para que quien quiera pueda construir hasta la misma orilla, no le pongamos impedimentos a quien quiere abrir un negocio casi en el agua (en otros lugares sí hay impedimentos); se autoriza la caza en Parque Naturales y Nacionales o se sacan a subasta montes públicos, que hay que ingresar dinero; eliminemos programas de conservación e investigación, que el conocimiento es dinero tirado; etc.
Me cabe la duda de que si lo que en algún momento se consiguió fue por el peso de los argumentos o por motivos puramente partidistas o políticos. ¿Sirvieron las fundadas alegaciones contra la autopista de peaje Córdoba-Toledo para que ésta no se hiciera? Pues sirvieron para que la declaración de Impacto Ambiental resultase negativa, pero no para que se tomase la decisión de no hacerla: dejó de fluir el dinero y ya no se podía hacer. Ahora que, según nos dicen, hay algo más de dinerillo, ya hay iniciativas para reactivarla, aunque el impacto siga siendo tremendamente negativo. Se paralizó el pretendido parque eólico que debía extenderse por Cueva la Osa, Loma de Buenavista y Peña Ladrones, no porque también el impacto ambiental fuera muy grande (como quedo patente en las alegaciones), sino porque hubo ciertos intereses políticos enfrentados. ¿Valieron las manifestaciones para protestar por la posible instalación de un AGP (cementerio nuclear para residuos de alta actividad) en la comarca para que esto no ocurriera?, ¿o fue simplemente que la tecnología para hacerlo ni estaba ni está disponible? ¿Fueron los constantes escritos a la Confederación del Guadiana para detener las extracciones de áridos en los ríos de esta cuenca las que las paralizaron (o casi) en 1992?, ¿o fue la terminación de las obras del AVE lo que lo hizo? Como muestra, valen estos botones.
(continúa)


pln