martes, 20 de agosto de 2013

Jugando para conocer la realidad (o casi) Y 3



Por lo escrito en la anterior entrada, tal vez pueda parecer que es necesario ser científico o técnico para poder llegar a conocer, o por lo menos aproximarnos, al funcionamiento de los procesos naturales o a la historia natural de una zona. Es cierto que, cuando se trata de comprender la mayoría de los procesos que operan en la naturaleza, se complica mucho la investigación; tanto más cuantas más variables intervienen o se tienen en cuenta. No obstante, hay estudios o trabajos que pueden servir para satisfacer nuestra curiosidad ante un fenómeno natural; por ejemplo, de las dos cuestiones planteadas en las dos entradas anteriores, la de conocer la distribución y número de cigüeñas es relativamente fácil, mientras que la otra (los efectos de la suelta de perdices de granja), dado el número de factores a considerar (variables), se complica bastante e incluso puede dejar algunos o nuevos interrogantes.
Si nos centramos en trabajos más simples, como los que tratan de conocer la distribución o abundancia de una determinada especie, son variados los métodos que se pueden usar; todo depende de los eternos condicionantes de cualquier investigación: tiempo, esfuerzo a aplicar, personal, dinero, grado de precisión, objetivos, etc. Cuando he planteado en el aula la cuestión de conocer la distribución o abundancia de una especie, casi de forma unánime la respuesta ha sido salir al campo y empezar a contar todo “bicho viviente”, además, de forma un tanto anárquica. No conocen la necesidad de planificar, de escoger una metodología adecuada, de, por ejemplo, dividir el terreno en cuadrículas; por supuesto, ni se les pasa por la imaginación que, por lo general, el método más adecuado para abordar estas cuestiones es el muestreo. Los muestreos consisten en estudiar sólo porciones (muestras) de la población o poblaciones y, a partir de los datos obtenidos, inferir el total aplicando procedimientos matemáticos y estadísticos. Esta metodología permite disminuir el esfuerzo sin perder, de forma significativa, precisión. Por ejemplo, los censos de distribución de nutria que se vienen realizando en España desde el año 1990 (la misma metodología se usa para otras muchas especies), se han hecho muestreando varios puntos de cada cuadrícula UTM de 10 x10 km en las que se divide el mapa peninsular; no hace falta recorrer todos y cada uno de los cursos fluviales (en este caso) del territorio (con ello no se gana en el conocimiento de la especie y, por el contrario, se encarece y dificulta el estudio)

Imagen 1
Los métodos de muestreo son muy variados y su aplicación depende tanto de las características del organismo como de, por ejemplo, su patrón de distribución. Incluso podemos plantear el estudio como un juego. Vamos a plantear aquí dos juegos: uno hay que hacerlo en el campo y otro se hace en el propio ordenador.
JUEGO 1.
Suponga que tiene una finca y quiere conocer la densidad (o el número, da igual) de encinas que hay en ella. En la actualidad, mediante los sistemas de información geográfica (SIG) es fácil, pues se accede a la fotografía del terreno (Imagen 1) y sólo hay que contar los árboles (quién no conoce el SIGPAC oleícola; recomendamos para esta tarea la siguiente dirección); pero cuando no se pueden discriminar los pies, bien porque hay otras especies asociadas o porque están muy juntos, se puede estimar la densidad de arbolado mediante, entre otros, el método del individuo más próximo.

Imagen 2
Si se hace correctamente, es fácil, fiable, si se aplican correcciones estadísticas, y además de puede plantear como un juego para niños; veamos: se coge un trozo de madera, (un tarugo) o una piedra que destaque sobre el terreno y de forma aleatoria se va tirando por parte de la finca (los árboles deben estar distribuidos más o menos uniformemente); en cada tirada se anota la distancia a la que ha caído la piedra del árbol más próximo (Imagen 2), al cabo de unas diez tiradas (o más; mientras más mejor) se suman todas las distancias y se calcula la media. Aplicando la fórmula siguiente (m es la media de las distancias) podemos conocer la densidad de encinas por hectárea

JUEGO 2.
Imagen 3
En este caso queremos conocer la cantidad de orquídeas que hay en un prado. Supongamos que el prado es el de la imagen 3. Agrande la imagen y trate de contar, sólo durante 30 segundos, todas las orquídeas (las flores rojas) que hay; ha resultado imposible ¿verdad? Agrande de nuevo la imagen, pero ahora cuente sólo las que hay en cada cuadrado (de nuevo, sólo durante 30 segundos)
Si ha contado bien, le saldrán 18, es decir, una media de 1,5 orquídeas por cuadrado; relacionando la superficie del cuadrado con la del prado salen 90 orquídeas, lo cual se aproxima muchísimo a la realidad (cuéntelas todas y verá como es cierto)
Imagen 4
 
Imagen 5
 Como se puede apreciar, no son necesarios grandes conocimientos para abordar pequeños estudios como los de distribución o abundancia de ciertas especies; otra cosa es que se quieran conocer, por ejemplo, los factores que condicionan la distribución o abundancia, pues es necesario tener en cuenta numerosas variables ambientales. Volviendo a la nutria, la imagen 4 es el mapa de distribución de este mustélido en Córdoba en un determinado período; los datos se obtuvieron de fichas semejantes a la de la imagen 5. Si queremos profundizar es necesario no sólo “situar a la nutria” sino analizar todos los datos contenidos en la ficha; el resultado puede dar lugar a gráficos como los de las imágenes 6 y 7; pero eso son palabras mayores.
Imagen 6

Imagen 7

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