En la anterior entrada, decíamos como la impresión que se
puede tener de un proceso o hecho natural no necesariamente coincide con la
realidad, por lo que si sólo nos basamos en criterio tan subjetivo para tomar
decisiones se puede incurrir en errores graves. Pues bien, las dos cuestiones
planteadas (recuérdese: la abundancia y dieta de la cigüeña blanca y la suelta
de perdices de granja) tienen una respuesta científica, que no necesariamente
coincide con la impresión que muchas personas pudieran tener (o tienen) de estos asuntos.
Respecto al incremento de la población de cigüeña blanca en
Los Pedroches, es cierto que ha aumentado, pero respecto a los años 1984-86,
porque hasta entonces había experimentado una clara regresión.
Datos para el conjunto de la Península Ibérica. En: La cigüeña blanca en España. VI Censo Internacional (2004). SEO/BirdLife. |
En esas fechas se realizó un censo nacional y nosotros nos
encargamos de nuestra comarca. En Córdoba se pasó de las 762 parejas que había
en 1948, a las 162 en 1984, para después incrementarse a 391 en 2004. La
mayoría de las cigüeñas en Córdoba se localizan en el valle del Guadalquivir y,
sobre todo, en Los Pedroches. Así, si nos centramos en nuestra comarca, en 1984
se localizaron 107 nidos (o parejas) En ese mismo período, en el valle del
Guadalquivir, se localizaron 32 nidos ocupados (estos datos pueden consultarse
en el volumen IV, nº 1, de la revista Oxyura)
Como se aprecia, los dos tercios de la población de cigüeña blanca de Córdoba,
en ese período, se encontraba en Los Pedroches. El censo de 2004 no da datos
por comarcas, pero los mapas de distribución indican que se sigue la misma
tónica en cuanto a la distribución. En definitiva: SÍ, en Los Pedroches la población de cigüeña blanca ha
experimentado un incremento notable. La impresión aquí sí coincide con la
realidad.
Cigüeña blanca invernante en 2004. En: La cigüeña blanca en España. VI Censo Internacional (2004). SEO/BirdLife. |
En cuanto a la opinión de que como se quedan todo el año y ha aumentado la población, se
comen pollos de especies cinegéticas, ya no es cierta. Aunque la dieta
de la cigüeña blanca se vio alterada por la instalación de los vertederos
controlados, aprovechándose de los residuos, y varía de unas zonas otras, en
las referencias bibliográficas consultadas no hemos encontrado que en la dieta
de esta especie figuren de forma significativa otras aves. Por otra parte, la
población que se queda en España a invernar lo hace en un 90% en seis
provincias (Sevilla, Huelva, Cáceres, Badajoz, Cádiz y Madrid); se ha pasado de
las casi 7.600 cigüeñas que invernaban en 1994 a las 31.000 que lo hacían en
2004 (véase: La cigüeña blanca en España.
VI Censo Internacional (2004). SEO/BirdLife). Es necesario señalar que
entre las invernantes hay que contabilizar las cigüeñas blancas que vienen del
resto de Europa y no pasan a sus cuarteles de invernada en África. Sin embargo,
nuestra zona no es un lugar de invernada y son escasas las cigüeñas que se
quedan todo el año.
Por último, queda el asunto de la suelta de perdices de
granja en cotos de caza, en el que comentaba que dicha suelta, según pensaba,
no podía ser beneficiosa, pero que no tenía datos para corroborarlo.
Precisamente en el número de agosto de la revista Quercus, en la página 68 aparece una noticia con el siguiente
título: Según un estudio, liberar
perdices de granja perjudica a las poblaciones silvestres. El estudio ha
sido llevado a cabo por el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos
(IREC), centro mixto del CSIC y la Universidad de Castilla-La Mancha. El
artículo completo puede consultarse aquí, pero en la noticia nos indican
algunos de los resultados: la suelta es, cuando menos, ineficaz y puede
favorecer la propagación de enfermedades y parásitos y alterar el fondo
genético de las poblaciones silvestres (no íbamos muy descaminados) Además,
concluye que no son eficaces los controles de depredadores y que las
poblaciones silvestres se verían favorecidas por una sencilla mejora del hábitat.
Podíamos seguir poniendo algunos ejemplos más que corroboran
la necesidad de contrastar datos y de no fiarse sólo de suposiciones o
impresiones. No me resisto a incluir un ejemplo que dio lugar a una serie de trabajos
docentes que se prolongaron durante varios años, y que sirvieron (al menos a
los que los hicimos) para desterrar una idea errónea. Cuando estaba a punto de
finalizar la sequía del período 1992-1996 algunos alumnos comentaron que el
agua de la red no era potable y que estaba contaminada y, por ello, consumían
agua de pozos, que era transparente y no olía mal (por aquellas fechas el agua,
con los niveles de los embalses muy bajos, es cierto que venía algo turbia y
con un fuerte olor a cloro) Les emplacé a que verificaran tal supuesto, usando,
claro está, el método científico. Para ello, se obtuvieron muestras de pozos,
sondeos y fuentes de distintas localizaciones y características. El estudio se
prolongó durante varios años (aún hoy hacemos pequeños trabajos de estas
características) y se extendió a los cauces fluviales. El estudio que surgió del
supuesto comentado fue publicado en el número 3 de la revista Cuzna y sus conclusiones desbarataban
las suposiciones de los alumnos; el último párrafo de las conclusiones del
artículo dice: “Contrasta el hecho de que
ninguna muestra [de los pozos] puede
considerarse potable, con la tendencia de numerosos habitantes a consumir el
agua de pozos por creerla mejor que la que se obtiene de la red de consumo [que
no tenía ningún tipo de contaminante]”.
Posibilidades de conocer, o por lo menos aproximarnos, a la realidad tenemos; otra cosa es lo que después de obtener ese conocimiento se haga. En eso muchos políticos son auténticos especialistas en tergiversar la verdad o en hacer caso omiso de ella. Ejemplos los tenemos en la numerosas declaraciones de impacto ambiental que son negativas y, sin embargo, se obvian; recientemente, un político andaluz, ante el informe de varios organismos científicos y universidades, que consideraban muy perjudicial el dragado del Guadalquivir desde Sevilla a la desembocadura (incluso la UNESCO se ha pronunciado en contra por afectar a Doñana, que es Patrimonio de la Humanidad), dijo que el seguía pensando (?) que era necesaario y conveniente.
Posibilidades de conocer, o por lo menos aproximarnos, a la realidad tenemos; otra cosa es lo que después de obtener ese conocimiento se haga. En eso muchos políticos son auténticos especialistas en tergiversar la verdad o en hacer caso omiso de ella. Ejemplos los tenemos en la numerosas declaraciones de impacto ambiental que son negativas y, sin embargo, se obvian; recientemente, un político andaluz, ante el informe de varios organismos científicos y universidades, que consideraban muy perjudicial el dragado del Guadalquivir desde Sevilla a la desembocadura (incluso la UNESCO se ha pronunciado en contra por afectar a Doñana, que es Patrimonio de la Humanidad), dijo que el seguía pensando (?) que era necesaario y conveniente.
pln