Por motivos que no vienen al caso, no hemos podido hacer la
actividad que teníamos prevista de observación de aves acuáticas en el embalse
de la Colada. Como nos quedaba cierto mal regusto, ayer, domingo 8 de diciembre,
nos dimos un paseo después de comer por
el recorrido previsto: uno de las zonas menos frecuentadas, por su acceso más
complicado. Con hide, cámara,
prismáticos y telescopio, estuvimos unas tres horas (hasta el anochecer)
observando la avifauna de la zona. Nos trajimos pocas fotos, pero sí un buen
número de especies avistadas. Lo más interesante fue, sin duda, el tratar de
descubrir las especies menos frecuentes y que suelen pasar desapercibidas entre
los bandos de los abundantes ánades reales. Tampoco se quedó a la zaga el
espectáculo de las gaviotas sombrías pescando.
La lista de especies avistadas (sólo de acuáticas y
limícolas) incluye:
- Ánade real (Anas platyrhynchos)
- Pato cuchara (Anas clypeata)
- Ánade friso (Anas strepera)
- Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis)
- Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)
- Porrón europeo (Aythya ferina)
- Gaviota sombría (Larus fuscus)
- Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
- Garza real (Ardea cinérea)
- Garceta común (Egretta garzetta)
- Andarríos chico (Actitis hypoleucos)
- Focha común (Fulica atra)
- Gallineta de agua (Gallinula chloropus)
- Lavandera blanca (Motacilla alba)
Como no es cuestión de mirar sólo hacia el agua también dio
para descubrir, entre los millares de huellas de aves en las orillas, una
perfecta y nítida huella del pie de una nutria.
Al anochecer, cerca de la seis, no deleitamos con los
inmensos bandos de centenares de grullas que iban camino de sus dormideros al
norte del Guadamatilla. Los cormoranes, ya posados en los dormideros, desatacando
en el crepúsculo, también fueron un bello espectáculo.
En resumen, que para disfrutar de las aves acuáticas es mejor
aprovechar la tarde (empiezan a acercarse a las orillas) y limitarse a un corto
trayecto en el cual detenerse a observar.
pln