sábado, 9 de febrero de 2013

Pitando grullas

Uno de los métodos de estudio de migraciones, dispersiones, uso del territorio, ritmos, etc. es colocar un radioemisor a los animales que se desean estudiar. Las frecuencias de cada emisor pueden ser rastreadas con un receptor, de tal forma que se puede conocer qué individuo está siendo detectado, su posición, su área de campeo, etc.
Hace algún tiempo, Iván consiguió las frecuencias de los emisores colocados, desde 2006, a unas 130 grullas en Alemania, Estonia y Suecia. Como no contamos con receptor específico para ese uso, un amigo nos proporcionó varios receptores capaces de captar las frecuencias y el jueves 6, por la tarde, Iván, Pablo, Pedro y el que escribe (acompañados de Chica) nos fuimos a pitar grullas por la Cañada de la Mesta.
Intentando encontrar las frecuencias de los emisores en una tarde muy fría
 ¿A pitar grullas? Pitar, en la jerga de los "pajariteros", hace referencia a que la señal emitida por el emisor colocado en el animal, es recibida en forma de pitidos intermitentes por el receptor, confirmando así su presencia y su situación.
Milanos reales
Teniendo en cuenta que las grullas marcadas no llegan a representar ni el 0,4% de las que pasan el invierno en España, de que algunas de ellas podían haber muerto o que los emisores hubiesen dejado de funcionar, detectar alguna señal se presentaba altamente improbable. Y claro, así fue; se recogieron varias señales, pero no correspondían a ninguna de las frecuencias de los emisores; lo que no quiere decir que no haya alguna por estos lares, pues la distancia, el relieve y las condiciones meteorológicas, condicionan la recepción de la señal.
Teniendo en cuenta que, además de emisores, estas  grullas llevan anillas identificables de colores en las patas, rogamos a quien haya visto o vea algún ejemplar marcado, nos haga llegar el código de colores o, si no se ha distinguido este, simplemente la presencia del individuo marcado.
Chorlitos dorados
 Cambiamos de zona y nos pudimos deleitar con bandadas de chorlitos dorados, casi siempre cerca de las de avefrías, y, sobre todo, con decenas de milanos reales en vuelo y posados.
En definitiva, no perdimos la tarde.
pln