Hay cosas que no se entienden, o que
por lo menos el común de los mortales no entiende. Cuando se realiza una acción
esta debe tener un objetivo, una meta, y para conseguirla se escogen los
métodos adecuados para ello.
Si se trata de arreglar un camino, se arregla ese y no otro
(elemental), y para ello se emplea la maquinaria y herramientas que permitan
hacerlo; a nadie se le ocurre que para arreglar el camino en cuestión se
desmonten cercados o portones, si estos no impiden el arreglo o si su derribo
no mejora el propio camino.
Pero a alguien sí se le ha ocurrido que para arreglar un
camino (que dicho sea de paso, salvo zonas muy concretas, no está en mal estado)
haya sido necesario cortar buena parte de las encinas de sus amplias cunetas.
Nos estamos refiriendo a un trayecto de unos siete kilómetros de la vía
pecuaria denominada “vereda de Pozoblanco a Adamuz”. El desaguisado empieza
justo donde el arroyo Santa María cruza esta vía pecuaria y continúa hasta bien
pasada la intersección de esta vereda con el camino de “el búho”.
Hace unos días recibimos un correo de un simpatizante
alertándonos de que cerca del camino de “el búho” se habían cortado encinas y de
que las támaras las estaban echando a las fincas colindantes. Nos comunicaba
que según le habían informado eran “los de mancomunidad”.
Fuimos, vimos y nos volvimos (un poco perplejos, eso sí) El
camino no se estaba (ni se está) arreglando, pero por las cunetas parecía que
había pasado una horda de desaforados ramoneadores; bueno, muy ramoneadores no
debían ser, pues, como nos habían dicho, la leña de mayor grosor no estaba y
las ramas se las habían “regalado” a los propietarios colindantes.
En el corte de encinas no se observa una pauta concreta, más
bien parece que han sido cortadas al tuntún; no parece que se han cortado las
que pudieran molestar, las más gruesas o las matas; pues en unas zonas se han
eliminado árboles y en otras matas, en otras un poquito de unas y otro poquito
de otras, en otras incluso se ha eliminado parte de la copa de encinas que
están dentro de una finca y en otras ni se ha tocado ésta. En definitiva: ¿qué
se pretendía con esta acción?
El siguiente paso ha sido averiguar quién ha sido el que ha
mandado realizar tan magnífica obra. Al estar en el término de Pozoblanco lo
inmediato es considerar como responsable al Ayuntamiento de esta localidad,
pero nos había informado que habían sido “los de mancomunidad”: ¿era esta la
responsable? Por otra parte, se trata de una vía pecuaria y este tipo de
caminos son competencia de la Consejería de Medio Ambiente (ahora el nombre es
algo más largo, pero lo dejaremos así), así que por ahí empezamos las
indagaciones y ahí hemos obtenido la respuesta: Mancomunidad arreglará el
camino y el ayuntamiento de Pozoblanco ha mandado “arreglar” las cunetas por su
cuenta y riesgo.
En estos caso sólo nos queda desahogarnos con estas líneas,
pues como ha ocurrido en ocasiones anteriores, las administraciones no se
ocupan (al menos parece que no se ocupan) de estos ¿delitos? Así, ¿en qué ha
quedado la alteración del arroyo de la Aliseda que denunciábamos en este blog?,
¿en qué el taller mecánico que se ubica en suelo rústico al lado de la “carretera
del Iryda y que denunciábamos en Jaramago?, ¿en qué las alteraciones de cauces
y cortes de caminos que hemos comunicado a las autoridades competentes?.
Guadamatilla