Leía recientemente el
artículo de Alejandro Martínez-Abraín, “Conocer,
lo que se dice conocer…”, publicado en el número 316 de la revista Quercus.
En él me encontré con el siguiente párrafo: Recuerdo el día en que le dije a un buen amigo, acostumbrado a criar
higueras desde la infancia, que los higos no son en realidad un fruto sino un
conjunto de frutos, una infrutescencia… Esto me recordó instantáneamente también
una conversación con un entrañable amigo; la conversación también versó sobre
los higos (hay gustos para todo) y comenzó cuando este amigo comentó que las higueras no daban flores.
Rápidamente le comenté que si tenía fruto debía haber tenido previamente flor,
pues el fruto es un órgano transformado de la flor. Él, cabezón, me retó a que tratara de descubrir
las flores de la higuera, y argumentaba que estaba harto de ver higueras y
que nunca las había visto con flores. Lo cierto es que, si había visto higueras
con higos, forzosamente había visto las flores, o mejor, donde se “esconden” las
flores de la higuera.
El higo es un
receptáculo carnoso en forma de pera en cuyo extremo hay un pequeño orificio, y en el
interior se encuentran las diminutas flores. Lo que comemos es, en realidad,
multitud de pequeños frutitos. Volviendo al artículo de Alejandro
Martínez-Abraín: Cada uno de esos
pequeños granitos que sentimos en la boca al masticarlos (aquenios) son los
verdaderos frutos de la higuera, que proceden a su vez de diminutas flores,
todos ellos rodeados por una envoltura carnosa…
En el corte se observan
las diminutas flores, la mayoría de ellas ya transformadas, o en proceso de transformación,
en frutos.
La polinización de
la higuera se lleva a cabo por un pequeño insecto himenóptero, Blastophaga psenes, que penetra por el
orificio del higo para poner los huevos dentro; al mismo tiempo poliniza las
flores femeninas (situadas hacia la parte basal) con el polen de las masculinas
(cerca del orificio). En la fotografía puede observar el orificio por el que
penetra el insecto.
De higos a brevas,
dice el refrán; ello hace referencia a que las higueras pueden dar dos cosechas: la
primera, a finales de primavera, da las llamadas brevas y la segunda, a finales de verano, los higos.
pln