viernes, 6 de abril de 2012

Basuras



Circulando por carreteras o andando por caminos es excesivamente frecuente ver las cunetas llenas de basura: botellas, latas, papeles, plásticos, desperdicios orgánicos, etc. En muchos caminos, sobre todo después de ciertos acontecimientos en los que se congregan muchas personas, el problema puede llegar a ser preocupante; pero también es cierto que parece que nos hemos acostumbrado a ello. ¿Qué sería de un camino sin los rojos o verdes colores de una botella de plástico de dos litros, de los brillos cristalinos de una de ron o ginebra, del blanco níveo de un vaso de plástico?
El que se arrojen recipientes vacíos debe responder a una cuestión de economía del esfuerzo y a que no se cumple alguna ley física: ¿pesarán considerablemente más las botellas cuando están vacías que cuando están llenas y por eso es imposible transportarlas hacia un contenedor?
Al margen de estas “basuras habituales”, es relativamente frecuente encontrarse con frigoríficos, lavadoras, baterías de coche, muebles, neumáticos, etc. Antes de la existencia de los puntos limpios quizá se podía argumentar que no se podían dejar estas maravillas en ningún sitio; pero desde hace muchos años existen contenedores en numerosas localidades y, más recientemente, puntos limpios, y se siguen encontrando “muestras” flamantes de residuos tirados en cualquier sitio; en muchas ocasiones, en lugares curiosos, por ejemplo en caminos de tan difícil tránsito con coche y tan cerca de los pueblos, que no se entiende ni cómo han sido capaces de llevarlos hasta allí ni por qué no los han dejado en un contendor o punto limpio, que, a buen seguro, estaba más accesible. En otras ocasiones se encuentran residuos curiosos, por ejemplo, restos de una poda en el borde de un camino.
Si no tienen justificación estas acciones, menos la tienen las que llevan a cabo algunas empresas, en las que la normativa les exige reciclar o depositar los residuos producto de su actividad en contenedores o lugares concretos. Decenas de neumáticos dejados junto a un camino no son producto de un particular, evidentemente. Restos de piezas de losas de piedra en una parcela aledaña a una empresa que se dedica a su manufactura, tampoco.
Las campañas que en ocasiones se emprenden para limpiar cunetas, ayudan a disminuir el problema, pero no parecen ejercer una acción educativa (van los que no suelen arrojar basuras), y en cuanto a los residuos de las empresas, las autoridades son las que tienen la obligación de hacer cumplir la normativa.
En las fotografías (algunas enviadas por personas preocupadas por esta cuestión) aparecen ejemplos de lo expuesto. 



 Guadamatilla