El próximo domingo, día 13, a las
8,30 de la mañana, haremos una nueva ruta de senderismo. En esta ocasión
nos acompañan miembros de Ecologistas en Acción de Córdoba (junto con
ellos celebramos el Año Internacional de los Bosques) y contamos,
además, con la colaboración de los dueños de "El Vadillo Rural", que muy
amablemente nos ofrecerán el desayuno en el cortijo del Vadillo, desde
donde comenzamos la ruta, que está
dedicada al bosque galería, en concreto del río Cuzna. Merece la pena, la ruta es corta, para que dé tiempo a disfrutar y
a aprender, de de las dos cosas se trata.
Los ríos y arroyos de Los Pedroches presentan como rasgo
fundamental la variación de caudal en función de las precipitaciones, siendo la
mayor parte del año escaso, especialmente en verano en que se hace nulo en la
mayoría; es decir, tienen un estiaje muy marcado. Sólo los de mayor entidad
como el Zújar, el Guadalmez, el Yeguas, el Cuzna o el Guadalbarbo, conservan
algo de agua -en zonas más profundas y protegidas de la evaporación- durante el
verano de un año pluviométricamente normal.
Aunque están situados en la misma comarca, existen una serie
de diferencias entre los afluentes del Guadiana y los del Guadalquivir:
El perfil transversal del cauce es, lógicamente, variable,
dependiendo del río y del tramo de su curso, pero generalizando, los afluentes
del Guadiana lo presentan más amplio que los del Guadalquivir, es decir, los
primeros se encajan menos en los terrenos por los que discurren, mientras que
los segundos tienen valles más angostos, en concordancia con el
mayor relieve de sus cuencas.
El perfil longitudinal también es diferente: los del
Guadalquivir lo tienen más irregular que los del Guadiana que presentan un
perfil más homogéneo y con una pendiente menor. Esto tiene una sencilla
explicación: los afluentes pedrocheños del Guadalquivir comienzan su recorrido
en el batolito o próximos a él, con lo que tienen su curso alto en un
territorio más bien llano y duro; luego se adentran en terrenos más blandos
como las pizarras, lo que provoca un auténtico escalón, adquiriendo así una
mayor pendiente. Pero esto por sí sólo no explica el mayor encajamiento de sus
valles en los tramos medio y final, ya que los cursos de agua de la cuenca del
Guadiana también nacen en el batolito y se adentran en las pizarras
carboníferas más blandas. Lo que ocurrió es que durante la orogenia alpina el
nivel de base (el río Guadalquivir) de los ríos de la cuenca del Guadalquivir
descendió, con lo que sus afluentes empezaron un nuevo período erosivo, un
período de erosión remontante desde la desembocadura a la cabecera; por ello
excavan con más intensidad en los tramos final y medio situados sobre las
pizarras. Esta circunstancia no se produjo en la cuenca del Guadiana.
El río Cuzna, junto con el resto de los tributarios del
Guadalmellato, forma uno de los ecosistemas más importantes de la provincia de
Córdoba, en el que destaca el espléndido bosque galería que sigue prácticamente
todo su curso.
En este bosque galería, impenetrable en numerosos tramos,
destacan las fresnedas y las alisedas, acompañadas de tamujos, adelfas,
lentiscos, agracejos, zarzas, rosales silvestres, etc. Es refugio de una
variada fauna, aunque no es importante la avifauna acuática, puesto que, a
diferencia de los ríos de la cuenca del Guadiana que presentan cauces muy
amplios, el cauce es muy estrecho y cerrado por la vegetación. Rata de agua,
martín pescador, oropéndola, ruiseñor, nutria y gran diversidad de pequeños
pájaros son habitantes de estos pagos.
Los asentamientos humanos en la cabecera del valle del Cuzna
datan de antiguo. Hay restos de la Prehistoria y las minas ya fueron explotadas por
los romanos. El castillo árabe construido por la tribu de Kafna cerca del
nacimiento, nos demuestra la existencia
de un asentamiento en la época de colonización musulmana de la comarca de Los
Pedroches: precisamente del nombre de la tribu pobladora de estos pagos parece
que deriva el nombre del río Cuzna.
El Cuzna ha sido declarado como LIC (de la red Natura 2000) desde el puente de la carretera
de la Canaleja
hasta su unión con el Gato, aunque, incomprensiblemente, se dejaron fuera el tramo mejor
conservado: desde la desembocadura del arroyo García hasta el puente citado.
Guadamatilla