viernes, 29 de marzo de 2013

Importancia biológica de los caminos rurales



Aunque, antiguamente, con el término camino debía hacerse referencia a cualquier tipo de vía que servía para comunicar poblaciones, fincas, casas rurales o para facilitar el tránsito de ganados o mercaderías, en la actualidad parece casi restringido a vías de tipo rural, pequeñas, sin asfaltar. Desde los humildes caminos de herradura, que sólo tenían el ancho de una caballería con sus alforjas, hasta las grandes cañadas reales de unos 75 metros de anchura, cumplían variadas funciones. Las vías pecuarias (término con el que se engloban las cañadas reales, coladas y veredas), a gran escala, fueron fundamentales en la configuración del paisaje, en el desarrollo de razas de ganado, de una variedad de manejo de la tierra y del ganado: la trashumancia; pero también sirvieron como vehículo de transmisión del folclore, de usos y de costumbres. A pequeña escala, los pequeños caminos vecinales también contribuyeron a la configuración del territorio, pues cumplían la misión no solo de unir las localidades entre sí, sino también las fincas con ellas, el tránsito del ganado, los cambios estacionales del mismo, el laboreo de los campos, etc.

 En Cañadas Reales de España. 1954. Anónimo
Actualmente, buena parte de los caminos han perdido su uso primitivo y su abandono ha propiciado, en muchos casos, su “desaparición”: cañadas y caminos han sido reconvertidos en carreteras, parques, asentamientos ilegales (conocido es el caso del poblado chabolista en la cañada real Galiana, en las proximidades de Madrid) o simplemente han sido usurpados. Pero, también es cierto que nuevos usos de los caminos rurales y vías pecuarias han venido a complementar a los antiguos: nos referimos al empleo de los mismos para pasear andando, en bicicleta o a caballo. Esto puede conllevar la aparición de un nuevo problema, pues en algún caso puede correrse el riesgo de pretender que pierdan su antigua función, para ser dedicados en exclusiva a la nueva, lo que sería casi tan nocivo como su pérdida o usurpación.
Si importantes han sido y son los caminos desde el punto de vista económico y social, no lo son menos desde el punto de vista biológico.
El carácter de dominio público que se le supone (los que los usurpan no lo consideran así, evidentemente) y que evita que se laboreen ha permitido que, al igual que ocurre en los bosques en galería de ríos y arroyos y en los setos que marcan lindes, la vegetación natural pueda prosperar, al menos en los márgenes y cunetas, cuando no en el propio camino. A esta vegetación se asocia la consiguiente fauna (quién no ha visto a los jilgueros alimentarse de las semillas de cardos que crecen en cunetas, por ejemplo) Son, en muchos casos, islas de biodiversidad en terrenos empobrecidos. Si consultamos "Flora Vascular de Andalucía Occidental" veremos que son muy frecuentes los términos ruderal  o viaria (de sitios alterados, cunetas o caminos) para referirse a la distribución de muchas plantas. En el libro "Flora Vascular de Los Pedroches", casi un cuarenta por ciento de las 446 especies descritas se pueden encontrar en cunetas y caminos. También nos puede dar una idea de la riqueza en especies de plantas de los caminos y cunetas, una actividad que llevamos haciendo varios años con alumnos de 1º de ESO del IES Los Pedroches (Pozoblanco) En un recorrido de unos 7 km por caminos de la vertiente norte de la Sierra de Santa Eufemia, los alumnos deben fotografíar e identificar especies de plantas que se encuentran a lo largo de esos caminos; pues bien, hemos llegado a fotografíar e identificar en torno a unas sesenta especies; teniendo en cuenta que sólo escogemos las que son fáciles de identificar por alummos de 12 años y a partir de fotografías.
En las imágenes siguientes, se puede seguir el trazado de parte de las Cañadas de la Mesta y Soriana Oriental en Los Pedroches, simplemente por la vegetación que crece a lo largo de su recorrido (retamas en la de la Mesta y jaras en la Soriana, fundamentalmente) Los rebaños que circulan (o circulaban) por las vías pecuarias lo hacían estacionalmente y de forma rápida, por lo que no agotaban completamente la vegetación y permitían su regeneración y renovación (eso sin contar que también se aumenta la biodiversidad de los terrenos de origen y destino, que sólo eran ocupados estacionalmente)



Los caminos, sobre todo las vías pecuarias, han sido y son auténticas autopistas por las que “circulan” animales y plantas. La orografía de la península Ibérica, con cordilleras y sierras que se disponen, aproximadamente, en dirección oeste-este, ha supuesto para muchas especies (sobre todo vegetales o animales de escaso movimiento) una auténtica barrera que ha impedido su dispersión desde latitudes altas a las más bajas o viceversa. La disposición de las cañadas en dirección norte-sur, principalmente, permitía que muchas especies pudieran salvar esas barreras; las semillas son dispersadas en las heces o trabadas en los pelos y lana. Además, el abonado que supone el tránsito del ganado y las majadas que se establecen en los descansaderos permite que el suelo adquiera unas nuevas características, que posibilitan el establecimiento de nuevas especies. Suso Garzón, en una entrevista para un suplemento del número de junio de 2011 de Quercus, dedicado a la trashumancia, estima que mil ovejas o cien vacas depositan unas 3 toneladas diarias de abono y que trasladan durante el viaje más de 120 millones de semillas.

Por último, los caminos que hacíamos y hacemos para facilitarnos el tránsito, también han supuesto un beneficio para muchos animales. Cada vez hay más estudios científicos que demuestran la utilización de los caminos para sus desplazamientos diarios o estacionales. Esto puede suponer, un nuevo valor añadido a los caminos, al convertirse en lugares de observación de la fauna.

pln