Aproximadamente a las 17,30 de ayer, domingo 18 de diciembre, un vecino de Pozoblanco, Antonio, nos llamó para comunicarnos que había un ciervo atrapado entre dos paredes en la Avda. de Los Pedroches (cerca de la máquina del tren que corona el Paseo Aurelio Teno). Según nos relató, el ciervo llevaba deambulando por esa zona desde la 10,30 de la mañana y sobre las 13,30, asustado e intentando escapar de uno de los huertos (en el que se había introducido) que hay en esa zona, se cayó en el hueco que existe entre la antigua cerca y el nivel de la calle. Allí quedó encajado sin poder salir. Nos dijo que había llamado a Guardia Civil, Ayuntamiento de Pozoblanco, que había intentado localizar al agente de medio ambiente de guardia y que lo único que había conseguido es que lo mandaran de "un sitio para otro" (de ahí el ping-pong del título), pero nadie le había dado una solución. Sólo miembros de la Guardia Civil habían estado vigilando durante unas horas al animal.
Como en el momento de recibir la llamada nos encontrábamos en el campo, llegamos a Pozoblanco poco antes de las 18 horas, vimos al animal aprisionado y nos dirigimos al cuartel de la Guardia Civil. Allí nos informaron que en el ayuntamiento de Pozoblanco se habían hecho cargo (?) del asunto y que parecía que el problema radicaba en encontrar un transporte para trasladar al animal una vez que fuera liberado (por los bomberos) y también un lugar adecuado para alojarlo. Un poco "moscas" porque tal "problema" hubiera demorado la solución tantas horas, nos dirigimos al ayuntamiento. Allí nos confirmaron lo que nos había dicho la Guardia Civil; les sugerimos que el transporte se hiciera en una de las furgonetas de obras (no podía ser hasta el lunes); pusimos nuestro coche y un remolque a su disposición. Pero parece que se había resuelto que hasta el lunes el ciervo podía permanecer en "su sitio". Insistimos en ponernos en contacto con responsables del ayuntamiento y finalmente se accedió a que se llamara a los bomberos.
Nos dirigimos hacia el lugar (sobre las 18,30) y a los cinco minutos policia local y bomberos llegaron; en ese momento empezó a concentrarse gente ante el espectáculo de focos y demás parafernalia. Alrededor de las 19,15 horas los bomberos ya habían conseguido sacar al ciervo del atolladero y quedó "libre" en el huerto. El atolladero empezó entonces para los humanos: ¿cómo cogemos al ciervo, dónde lo llevamos, con qué lo llevamos? Se esperaban instrucciones superiores. Entre tanto el ciervo había saltado al patio posterior de una vivienda y empezaron a escucharse ideas para librarse del dichoso ciervo: un cazador que venía de una montería sugirió pegarle un tiro (poco debía haber cazado en ella), buscar un veterinario que tuviera dardos tranquilizantes (esa solución se había barajado por la mañana y se había descartado, según nos dijeron), cantarle una nana para adormecerlo. Por nuestra parte sugerimos lazarlo, aprovechando que estaba en un patio pequeño.
Alrededor de las 20,15 horas llegaron quienes debían haber estado antes, fotógrafos, televisión y más curiosos y se aportó "la solución": matarlo. Pero ¿quién lo mata?. Afortunadamente, vinieron tres ciudadanos con su coche y remolque particular (en principio creímos que eran miembros del Círculo del Caballo ya que se comentó que el ciervo iba a ser llevado a sus instalaciones) y, tras capturarlo (a las 9,30 horas, aproximadamente), se lo llevaron acompañados por agentes del Seprona. La liberación del ciervo, que se solucionó en menos de una hora, se había demorado más de ocho.
Comentarios oídos: ¿dónde habían estado los que debía haber resuelto prontamente la cuestión? ¿por qué se habían pasado la "bola" unos a otros? ¡te echan una multa por coger un tomillo y después no se soluciona esto!
Visto lo ocurrido, no podemos más que congratularnos de que nuestra zona no tenga riesgo de terremotos ni de huracanes, porque... ¡uff!, mejor no pensarlo.
Guadamatilla